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jueves, 14 de julio de 2011

Critica Harry Potter y las Reliquias de la Muerte: Parte II



En Cartelera blog te presentamos la crítica de la película esperada Harry Potter y las Reliquias de la Muerte: Parte II.


Harry Potter se despide en un fin de fiesta que no es sino un clímax prolongado durante algo más de dos horas. Entretiene, aunque sólo debe considerarse el espectáculo como fruto de sus circunstancias comerciales.

Hace diez años, un pequeño mago (Daniel Radcliffe) ingresaba en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Ahora, tras siete aventuras cinematográficas en las que le hemos visto crecer, aprender, disfrutar y sufrir, la gallina de J.K. Rowling pone su último huevo de oro.“Harry Potter y las Reliquias de la Muerte: Parte II” cierra una octología tan rentable como agotadora, una franquicia histórica por su éxito que presenta aquí un epílogo que no es sino una fastuosa atadura de cabos sueltos pensada para exprimir por última vez los bolsillos de los fans; aunque si funciona como se espera ─y debiera─, algo se sacarán de la chistera dentro de unos años, seguro.


«Acabemos esto como lo empezamos». Con David Yates de nuevo a los mandos, la película es, sencillamente, un clímax prologando durante poco más de dos horas, un enfrentamiento final que mantiene las pautas marcadas por el cineasta a partir de “El misterio de príncipe”. Tenebrosa, oscura, turbia, espectacular y sobriamente presentada, la historia adolece sin embargo de una falta de ritmo estable, fruto de sus circunstancias: y es que, en realidad, poco queda por contar a estas alturas, más allá de ubicar definitivamente a cada oveja con su pareja, despachar y llorar a aquellos que no alcanzarán los créditos de cierre ─el stock final de varitas es considerable─ y disponerlo todo para que el mozo de la cicatriz en la frente se mida a quien ya sabemos en los minutos postreros.

Aún a pesar de los ineludibles puntos muertos de la narración abunda la acción sin aturullar al espectador, los últimos rollos guardan alguna sorpresa interesante y la experiencia discurre arropada por un estupendo diseño de producción en la que lo digital domina pero no molesta; eso sí, es inevitable que, en una percepción global, esta entrega se antoje un tanto escasa respecto a sus predecesoras inmediatas, aunque en última instancia poco pueda importar a sabiendas de las motivaciones, exclusivamente comerciales, de semejante mamotreto mainstream. Esperemos que los acólitos la den más o menos por buena; el resto, que en realidad es la mayoría, pasará un rato entretenido, que es lo que cuenta. No es mal truco.

Fuente: La butaca

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